Acorralado

Lo bueno de estar suspendido es que al menos podes dormir hasta tarde.
Eso si no te clavan un puto timbrazo a las ocho de la mañana… ¡El primero de cincuenta!
Desde la terraza pude notar una multitud de gente en la puerta de mi edificio. Más o menos la misma cantidad que ayer en la office ¿Acaso no laburan?
Por lo menos todavía no cayó ningún medio. Lo que menos necesito es más publicidad.

Hoy me quedo encerrado, pero algún día voy a tener que volver a pisar la vereda. El morfi y los puchos no me van a durar para siempre.

Deja un comentario