La tercera opción

Desde el momento en el que me desperté, la cabeza me trabajó a mil.
Si le hago caso al forro de mi viejo, me voy a tener que pasar toda la vida escapando.
Mientras practicábamos con Napo, se me ocurrió una tercera opción ¿Y si la piba retirara la denuncia?
Conozco gente pesada, la cuestión es ¿Qué pueden querer a cambio?

La ley y el orden

En el breve rato que prendí el celular, me diluviaron decenas de llamadas perdidas, mensajes y whatsapps. Uno más lindo que el otro…
Entre tanta conchuda resentida con abstinencia de pija, encontré uno de mi viejo. Parece que de alguna manera se filtró la dire de su casa y cayeron a hacerles un escrache en mi honor.

– Te tendría que matar – Tiró sin muchas vueltas. Lo más inquietante de mi papá era la tranquilidad con la que se expresaba enojado – Tantos años trabajando un apellido para que me lo vengas a ensuciar con tus vicios. Decí que tu hermano te necesita…

Era gracioso. Él no podía mandarme a cagar por mi riñón y yo no podía putearlo por la guita. Quisiéramos o no, estábamos juntos en esto.

– La puta esa debe haber averiguado quién sos y nos quiere sacar plata.

El mejor camino era cebarlo. Mi viejo es una persona que trabaja mejor desde el odio.

– Y vos fuiste a caer como un imbécil – Agregó – No podías elegir un peor momento.

No se imaginan el dejavú que fue escucharlo cagarme a pedos como cuando tenía quince. Forrearlo era una tentación, pero en estos momentos nadie más podía ayudarme.
Según supone, la pendeja me debe haber denunciado y la cana seguro fue a buscarme a mi depto para declarar. Como ya hace varios días que me tomé el palo y no me encuentran, paso a estar bajo pedido de captura.
Se me abren dos caminos: Presentarme o rajar.
¿Me conviene poner la cara? Al haber pasado tanto tiempo desde la «violación» no cree que vaya a saltar ninguna pericia y estoy seguro que tampoco hubo testigos.
Lo que sí me puede cagar es alguna cámara escondida cerca de la escuela ¿Tendré tanta yeta? Además, si la cosa hace ruido, puede caer más gente al baile y ahí sí se pudre todo.
Por el otro lado, si no me presento y tengo suerte, el pedido de captura puede tardar. Recordemos que en este país la justicia es una joda y todo lo que tengo que hacer es operarme, cobrar y rajar.
Mi viejo se tira por lo segundo.

No al puterío

Alguna vez tenía que volver a ver la luz del sol y qué mejor manera que visitando a la peruanita.
Nos encontramos a la vuelta de la casa y trajo al perro.

– No sé qué habrás leído por ahí, pero es todo mentira.

Al contrario de lo que me imaginaba, le chupaba un huevo.

– Como te dije por whatsapp, es cosa tuya ¿Desde cuándo te importa tanto lo que piense?

– El tema es el viejo…

– Ah… – Y revoleó un poco los ojos.

– Viste que es muy correcto. Si se entera seguro me hace la cruz.

– Por si no te diste cuenta, nos estamos preparando para una guerra. No tenemos tiempo para estas boludeces.

Resultaba extraño escuchar a alguien tan chico expresarse tan sobriamente ¿Cuán en serio se estaría tomando su práctica? En el momento que nos conocimos, ya era bastante grosa. En estos últimos meses debe haber mejorado un montón ¡La puta madre! ¡Lo que haría si Napo tuviese ese poder!

– ¿Me quedo tranquilo?

– Seh.

Enemigo público

El hotel garpa bastante. Está copado que te preparen el desayuno, cambien las sábanas y limpien el cuarto, mientras aprovecho para practicar algunos ejercicios viejos con Napo.
Entre ayer y hoy conseguí mover un poco más de peso. Cada vez falta menos para volver a mi cien por ciento.

Pero no todo salió bien…
¡Los soretes publicaron mis datos personales en Facebook! Suerte que tengo el celu apagado hasta nuevo aviso, sino hubiese explotado en llamados, mensajes y whatsapps.
Al menos logré que cerraran el posteo, denunciándolo desde mi cuenta trucha.
¿Todo esto será una señal de que una vez que junte la plata me vaya a la mierda?

 

Exiliado

Después de los gritos y las pintadas, llegó la dueña. Al igual que el gerente, me mandó a freír churros, al menos hasta que se cansen de romper las bolas.
Pensé en caer en lo de mi hermano. Sería lindo extorsionar a la putita de su novia y llenarle la boca de pastelera mientras él duerme.
Pero está el asunto de su enfermedad y no me coparía tenermelo que fumar todo el día bajón.
Al final opté por un hotel medio pelo (con wifi), ubicado en la loma del orto ¡Intenten agarrarme ahora, manga de forras!

Acuartelado

– ¡Hijo de puta!

– ¡Animal!

– ¡Basura!

– ¡Enfermo!

– ¡Sorete!

– ¡Ni una menos!

Y así estuvieron todo el día…
Como se imaginarán tuve que cancelar la juntada con el viejo. Al estar desenchufado de las redes sociales, dudo mucho que se entere. Salvo que la peruanita le cuente…
En cuanto me las rebusque para salir, tendría que ir a hablar con ella. Es una pendejita, seguro puedo chamuyarla.

El más querido

Las cosas siguieron de mal en peor.
La gente se triplicó y hasta tuvo que caer la yuta a poner orden.
Genial… Mi idea era mantenerlos lo más lejos posible. Si alguien se pone a revolver lo suficiente, no es muy difícil encontrar los muertos en en mi armario (¡Y los hubo!).
Los vecinos fueron otro problema.  Especialmente la evangelista concha seca que quiere convencer a la dueña que me pegue un voleo en el orto.

Acorralado

Lo bueno de estar suspendido es que al menos podes dormir hasta tarde.
Eso si no te clavan un puto timbrazo a las ocho de la mañana… ¡El primero de cincuenta!
Desde la terraza pude notar una multitud de gente en la puerta de mi edificio. Más o menos la misma cantidad que ayer en la office ¿Acaso no laburan?
Por lo menos todavía no cayó ningún medio. Lo que menos necesito es más publicidad.

Hoy me quedo encerrado, pero algún día voy a tener que volver a pisar la vereda. El morfi y los puchos no me van a durar para siempre.

El leproso

Llegar al edificio fue un desafío. Los carteles y las puteadas son fáciles de esquivar, pero los bifes no.
El ambiente en la office tampoco fue hermoso. Todos me miraban como si fuese alguna especie de leproso.
Y la charla con el gerente distó mucho de ser amable.
En definitiva estoy suspendido hasta nuevo aviso.
La guita de momento no me preocupa, solo espero que ningún boludo les termine diciendo dónde vivo.

Encontrado

La calle de la office suele estar bastante transitada, pero nunca como el día de hoy. Conté el triple de gente, casi todas minas.
Al observar con mayor detenimiento, noté que rodeaban mi edificio.
Una de dos: O Ricky Martin nos vino a visitar o yo estaba al horno con papas.
Lo mejor opción fue dar media vuelta y pasar parte de enfermo.
¡Facebook del orto! Como me cagó la vida.

En el momento en que llamé para avisar que «tenía diarrea», la persona al teléfono me pasó directamente con el gerente.
Ya se imaginaran por dónde van los tiros.
Mañana tengo que reunirme con él a primera hora.