El leproso

Llegar al edificio fue un desafío. Los carteles y las puteadas son fáciles de esquivar, pero los bifes no.
El ambiente en la office tampoco fue hermoso. Todos me miraban como si fuese alguna especie de leproso.
Y la charla con el gerente distó mucho de ser amable.
En definitiva estoy suspendido hasta nuevo aviso.
La guita de momento no me preocupa, solo espero que ningún boludo les termine diciendo dónde vivo.

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